3, 2… 1 ¡di whiskey! las cámaras se disparan para la obligada foto. Y qué queda registrado para la posteridad: tú, en un precioso escenario, sosteniendo un peculiar ser viviente que comparte contigo este magnífico momento. Nuestra amiga coprotagonista, la mantarraya, es tranquila y amistosa… si se tiene pericia y cuidado, ella se deja tomar entre los brazos de los turistas, es entonces inevitable no dejar escapar una sonrisa al contacto con su suave piel.
Valga aquí la pena una aclaración: mantarraya le dicen los locales a las rayas comunes. La mantarraya del Atlántico, aquella gigantesca que salta como delfín fuera del agua, no la verás en este tour. La verdad sea dicha. En todo caso la raya que merodea los preciosos mares de San Andrés es una especie muy particular, digna de salir en cualquier álbum familiar.
Ahora bien, dicho lo anterior, conozcamos un poco más de nuestra compañera, aquella que también acaparará los focos de atención. La raya (mantarraya por elección popular) pertenece al orden de los rayiformes, le gusta comer de cangrejos, caracoles y pulpos desprevenidos; su forma aplanada la convierte en una criatura inconfundible, esta cualidad le permite enterrarse en la arena para descansar o evadirse de sus enemigos. Con todo lo golosa y exótica que puede llegar a ser, debe decirse a su favor que es una criatura excesivamente tranquila y amistosa: acostumbradas a las visitas de los turistas, las mantarrayas saben muy bien que estos le traen algún exquisito bocadillo, por lo que ante la presencia de los visitantes acuden a su encuentro en alegre grupo familiar.
Dónde se hace: Nadar con mantas es el sitio de avistamiento predilecto para este tour de mantarrayas. Y para los no versados de San Andrés, debemos decir que no es que se trate de un acuario, de esos donde las criaturas están confinadas a paredes de cristal, no, el buen nombre de este cayo se refiere a su increíble condición natural. Resulta ser que cayo Acuario es mejor que cualquier acuario que hayas visto o al que hayas ido; un paraíso de vida, rodeado de arrecifes de coral y piscinas naturales, cosa que les encanta a nuestras mantarrayas y a todo visitante que no pierde oportunidad para relajarse a cuerpo de rey para luego, sin disimulo, ponerse rápidamente la careta y echar un vistazo bajo estas maravillosas aguas. Porque eso sí, el tour tiene el aderezo especial de poder observar otras especies marinas mientras careteas: snorkel y estos peculiares animalitos se llevan tan bien como el tequila y el limón.
Qué servicios contratar: para tomar el tour tienes mucho de donde escoger. Puedes tomarlo con pescadores locales, operadores turísticos o con los mismos hoteles que también ofrecen este receptivo. Por lo general, el tour de mantarrayas tiene como abrebocas un breve vistazo a las zonas de manglar; los guías cuentan al detalle la importancia de este complejo ecosistema y con su alegre verbo dibujan viejos y nuevos panoramas de la vida isleña.
El valor del tour oscila entre los 25, 35 y 50 mil pesos, dependiendo del paquete que se quiera; por ejemplo, un tour de estos puede involucrar visita a Johnny Cay, caretear en piscinas naturales cercanas y un muy buen almuerzo a bordo; una alternativa interesante para tomar el tour de mantarrayas recae por cuenta del Galeón Morgan: en esta gran embarcación te aguarda música en vivo, baile y muchas risas, mejor dicho, pura fiesta sobre el mar.
Te dejamos un consejo: nada mejor que llevar tu propia careta, una de calidad para apreciar la inventiva artística de la naturaleza, traducida en los preciosos colores y formas del fondo marino. Bueno, aunque si quieres comprar una careta barata, de esas que no cuestan gran cosa… Luego no digas que no te lo advertimos.