Una muy antigua ocurrencia de la naturaleza se abre a la vista al sur de la isla de San Andrés; imperdible y destacado punto de interés sanandresano, la Cueva de Morgan es fuente inagotable de historias de bucaneros en el Caribe. Ubicada en el km 8 de la Avenida Circunvalar, camino a la preciosa localidad de La Loma, se puede encontrar este hito natural que nadie quiere dejar de conocer.
La cueva tiene una longitud de 35 m de ancho y entre 200 m de largo, su zona inundada se conecta subterráneamente con el mar Caribe. El lento y seguro paso del tiempo en conjunción con las también pacientes y efectivas fuerzas naturales han moldeado esta formación de piedra caliza, para darle la peculiar apariencia de las fauces abiertas de una criatura marítima, solo existente en la mitología del hombre de mar.
Rodeada de helechos, florestas y arbustos para colmarla de mayor misterio, el trabajo del agua forma las diferentes oquedades presididas por un juego maravilloso de estalactitas y estalagmitas.
En la Cueva de Morgan un tesoro pirata y el reconocimiento de diferentes facetas de la cultura sanandresana aguardan por los entusiastas turistas, que buscan un plan diferente fuera de las hermosas playas y las deliciosas aguas caribeñas. Cinco pequeñas estaciones temáticas componen el complejo turístico de la Cueva de Morgan, a saber, el Museo del Pirata, Barco Pirata, Museo del Coco, Museo de Arte Isleño y, por supuesto, la Cueva de Morgan.
El Museo del Pirata alberga una profusa colección de objetos de diferentes naufragios que el mar ha arrojado a las costas sanandresanas a lo largo de la historia: en este museo, el visitante podrá constatar con sus propios ojos objetos tan anacrónicos como arcabuces y sables. El Barco Pirata se perfila como una oportunidad única para posar frente a esta maravillosa réplica de un galeón del siglo XVI.
En contraste, el Museo del Coco es un sencillo recinto del arte donde la materia prima de la creatividad no podría ser otro que el fruto por antonomasia de la isla: el coco. Por su parte, el Museo de Arte Isleño reúne piezas artísticas a cargo del proverbial talento local que ve en las formas y colores de su entorno, la inspiración a raudales para forjar sus obras. Finalmente, la cueva es un símbolo incontestable de la belleza natural, el misterio y el magnetismo de San Andrés
No se puede dejar de comentar que diversas leyendas arropan de misterio e interés a la cueva. Una de ellas relata que el famoso pirata del siglo XVII, Henry Morgan, escondía en los ángulos imposibles de la caverna, sus arcones repletos de invaluables tesoros, fruto de sus incursiones piratas contra los galeones españoles, tesoros que por cierto, jamás han podido ser encontrados.
El velo del misterio sigue sin ser descorrido. La leyenda de King Crab, el elemental, no deja de ser menos singular, descansa en el imaginario nativo que se resiste a perder su más hondas tradiciones: King Crab es el guardián de la cueva; cuentan los lugareños que a este gigantesco cangrejo puede vérsele salir en algunas noches.