Unos cuantos millares de raizales cohabitan pacíficamente en un pequeño poblado isleño donde el color y la alegría, la buena música y la comida, hacen parte del diario vivir en un pedacito del cielo que parece hacer caso omiso de los afanes mundanos y del raudo paso del tiempo.
Ubicada al norte de Providencia, Santa Isabel es la población que levanta sus sencillas edificaciones para albergar el grueso de la población providenciana. Siendo el mayor asentamiento de Providencia, Santa Isabel, la capital, oficia como centro de operaciones para quien desee reconocer pormenorizadamente el ritmo de vida providenciano, las costumbres y los destacados puntos de interés que tiene para ofrecer este magnífico destino.
La carretera circunvalar en Providencia ―tal como en San Andrés― sirve de puente intercomunicador entre los diferentes asentamientos de la pequeña isla. Por esta ruta confluyen los diferentes procesos del diario vivir de otros asentamientos humanos de ascendencia raizal (comunidades afro antillanas) tales como Old Town (Pueblo Viejo), Fresh Water Bay (Aguadulce), Bottom house (Casa Baja), Rocky point (Punta Rocosa), Mountain (La Montaña), Lazzy Hill (San Felipe), South West Bay (Bahía Suroeste), etc.
Y así como esta carretera circunvalar comunica el rico entramado de la cultura en Providencia con el epicentro cultural y económico de Santa Isabel, un primoroso hito de la arquitectura local, hace lo suyo para que en la pequeña Santa Isabel, hermana vecina de Providencia, sus escasos pobladores puedan entablar estas necesarias relaciones: desde uno de los límites de Santa Isabel se tiende la pintoresca figura del Puente de los Enamorados que llega hacia territorio de Santa Isabel, constituyéndose en vía capital para los intereses de ambas islas y en oportunidad de turística de notables posibilidades para el visitante.
Por su parte, el pequeño conglomerado urbano de Santa Isabel, debido a su celosa tradición arquitectónica, es digno de ser retratado una y otra vez: las casitas no superan los dos o tres pisos, a muchas de ellas aún se les puede ver con esa apariencia nostálgica, enteramente construidas de madera y enlucidas de alegres colores veraniegos, otras más han cedido un poco a la tentación de la modernidad; algunas calles pavimentadas por las que circulan pocas motocicletas y autos, se ven flanqueadas por establecimientos comerciales sencillos, donde es posible conseguir lo necesario para disfrutar de lo que mucho que tiene para ofrecer Providencia, sus costas y su orgulloso mar sobre el que se derramó un arco iris.
Siguiendo esa línea, las posadas turísticas en Santa Isabel, administradas por raizales, se perfilan como una alternativa muy interesante para hallar hospedaje. Es seguro que el visitante se sentirá como en casa, disfrutando de la hospitalidad de sus propietarios, en tanto siempre podrá contar, por boca de los más viejos y respetados, con las fantásticas historias isleñas, inmersas en la tradición oral, al igual que conocer de cerca las variantes lingüísticas y otras formas de expresión traducidas en las representaciones artísticas locales, tales como la elaboración de objetos en coco y otros insumos naturales, la rica gastronomía, la pintura y la siempre alegre música caribeña que fusiona ritmos tan diversos como el reggae la soca el calypso y algunas otras tonadas continentales.