La música de las islas se confunde con la melodía de la lengua de sus habitantes; el Archipiélago es un santuario de jergas y cadencias verbales. Los isleños no hablan ni una, ni dos lenguas, pueden hablar hasta cuatro. La forma de caminar, de expresarse, los diálogos fluidos, la alegría y la emotividad en cada frase tejida al acto son rasgos elocuentes a la hora de describir la naturaleza poliglota de los isleños.
La lengua de San Andrés y Providencia no es sólo una: se habla aquí el español, el inglés y algo de francés, sin olvidar el baluarte idiomático y cultural que es el creol. El inglés tiene una fuerte presencia e importancia en la vida diaria: cerca del 80% de los raizales lo hablan, en tanto el 12% de los no raizales se desenvuelven a la perfección como angloparlantes.
Por otra parte ―y en consonancia con el artículo 10 de la Constitución de Colombia de 1991―, el español es la lengua oficial de las islas, empero, es el creol el que tiene la más grande carga cultural, simbólica e histórica para el pueblo raizal de las islas de San Andrés y Providencia.
El creol, como joya lingüística, también es una auténtica novela: una historia de colonos europeos, de algodón, de tráfico de esclavos y de indomables hombres y mujeres dispuestos a sobrevivir a la infamia de la esclavitud a través del secretismo e imaginación de sus lazos lingüísticos, y de las nuevas construcciones gramaticales que debían gestar para mantener viva su herencia.
El criollo sanandresano (creol) es palabra que se transmuta en danza, involucra gestos, movimientos del cuerpo, entonaciones, ritmos; es un canto constante de la voz, una invitación a la alegría; el creole es vigoroso, hace énfasis en su prosodia —el español y el inglés se piensan con calma antes de ser articulados—, por eso no deben confundirse quienes escuchan el creol por vez primera: su intensidad es rasgo inseparable.
Ahora bien, para rastrear los orígenes del creol se debe salvar una significativa distancia espacio- temporal y reconocer en la lengua africana akán (también conocida como twi, chi o ti) su principal plataforma lingüística. Debe también mencionarse que esta lengua está actualmente en pleno uso y que cuenta con millones de usuarios en la república africana de Ghana.
Resumiendo, la lengua de San Andrés y Providencia (o las lenguas) tiene muchos usos que están subordinados a los contextos y a las necesidades: el español es usado para la vida diaria, lo comercial, lo público y lo administrativo; el inglés es muy común en la iglesia, en asuntos que requieran cierto prestigio como cerrar negocios, impresionar a la persona querida o sencillamente para hablar con turistas y extranjeros; finalmente, la orgullosa comunidad hace uso del creole para la vida íntima: con amigos y familia, la lengua de la solidaridad adquiere matices que sólo pueden entender quienes están comprometidos con su historia.