El abigarrado capital humano sanandresano, indefectiblemente habla de la diversidad, la cultura, la alegría y la hospitalidad: con los ojos absortos y el resto de sentidos embebidos por la magia, cualesquier turista puede dar fe de la anterior afirmación.
El raizal es el regio resumen de la riqueza cultural de la isla. Es el raizal quien lleva sobre sus hombros y quien trasiega en sus venas, todo el peso histórico y cultural de la isla; es el raizal el descendiente directo de aquellos esclavos que habitaron la isla por vez primera, convirtiéndola en su nuevo hogar durante el resto de sus trayectorias vitales.
Y es que la cultura sanandresana guarda una estrecha relación con las costumbres inglesas y africanas, legado de sus antiguos habitantes: colonos y esclavos por igual. Paralelamente, el estilo de vida rastafari se abre paso con particular estampa y alegría, y no es para menos, una fuerte influencia de Haití y Jamaica se puede sentir nomas llegar a las islas.
Desde luego que este increíble mosaico de razas encuentra sus orígenes en diferentes coyunturas históricas: por un lado, muchos de los continentales que cohabitan con los raizales residen hace más de diez años en la isla o han formado hogar con parejas nativas; de estos denominados continentales se cuentan personas del Caribe colombiano y de Antioquia.
De Centro América y Medio Oriente también hacen parte un número importante de pobladores: los nuevos y favorables vientos de la figura del Puerto Libre en los años cincuenta sirvieron como perfecto acicate para que estas personas se decidieran a probar suerte en el Archipiélago. Estas diversas gentes que vieron su hogar a futuro en la isla, se constituirían en el brazo esforzado que pondría en pie los nuevos hoteles, que trazaría las calzadas y que urbanizaría sectores tan populosos como North End.
Por otro lado, estadísticamente hablando, la conformación de la gente de San Andrés y Providencia ofrece unos datos bien interesantes que ayudan a entender la mixtura poblacional. Con poco más de 30 km², la población del Archipiélago se ha duplicado en los últimos 20 años: extraoficialmente se presume que las islas dan cobijo a más de 100.000 habitantes, la mayoría ubicados en asentamientos subnormales. De suerte que la alta densidad poblacional de San Andrés (que es poco más de 2.600 h/km2), se manifiesta como la más alta del país.
Un poco más de la mitad de sus habitantes es de género femenino y tres cuartas partes de la población se ubican en North End, seguidamente se encuentran en La Loma y San Luis, caseríos del centro y de la costa respectivamente, que ubican el grueso de la población raizal.