Queriendo escapar de la realidad, que a veces puede ser abrumadora por cuanto tiene de poco idílica, los amantes cruzan la estructura de madera de un puente isleño, marchan de la mano, se miran con cierto brillo en los ojos y luego se dan un beso bajo un atardecer encendido que se funde con el azul del mar Caribe.
El encanto no puede tomar forma en otro lugar que no sea el del Puente de los Enamorados, insigne entramado de madera que conecta los corazones de los amantes y los territorios de Providencia y Santa Catalina.
El Puente de los Enamorados es uno de esos lugares de paso obligado para quien visite la tranquila y bella isla de Providencia.