Una larga y tupida hilera de altas palmeras preside la preciosa playa de Cocoplum; allí mismo dos sinfonías se disputan el derecho a regentar como la música de fondo de un escenario colmado de inaudita belleza; corren estas melodías por cuenta del viento que juega con las hojas de los cocoteros y por cuenta de los acordes de un mar que se estrella incansable contra la costa blanca.
Es en el sector de San Luis —presume este sector de tener las mejores playas de San Andrés— donde se encuentra la preciosa playa, a unos cuantos minutos al sur de la zona céntrica (North End) se apagan los rumores de la ciudad, de los autos y de las voces de las muchedumbres, se encienden entonces las notas dulces del mar, de la brisa y de las risas de las muy, pero muy pocas personas que deambulan emocionadas sobre este paraíso de serenidad
Y es que Playa Cocoplum es una de las mejores cartas de presentación de San Andrés, carta que, dicho sea de paso, es extendida solo para los más exigentes. La tranquilidad, el silencio y los pocos turistas se consideran como sus rasgos más preciados. Nada mejor que balancearse en una hamaca, dispuesta entre dos palmeras, disfrutando de un coco loco y observar el sol en un atardecer imposible, viendo cómo se sumerge bajo ese mar que estalla en mil colores.
Por si fuera poco, frente a la misma Playa Cocoplum, a solo medio centenar de metros, un cayo de roca completa la romántica escena. Este cayo es Rocky Cay, un cayo acompañado muy de cerca de un barco que encalló allí hace años. Para disfrutar de esta nueva sorpresa caribeña solo hay que ganar los pocos metros que separan una maravilla de otra; con esa agua cálida y chispeante mojando la cintura, uno se puede acercar mientras goza de una fantástica visión: cientos de peces se deslizan bajo nuestra vista sin temor alguno, y es esta visión la que convida a una inmersión en la piscina natural que media entre la playa Cocoplum y Rocky Cay.
Una playa solitaria de insuperable belleza, una piscina natural sobre la que literalmente se puede caminar, un precioso cayo al frente acompañado de la estampa de un barco abandonado al paso del tiempo, todo esto bajo el insuperable marco del Caribe ¿Se puede pedir algo más? No hay que abusar de tanta generosidad. Pero ya basta de leer estas líneas, es hora de empacar maletas y de atestiguar con tus propios ojos y sentir con tu propia piel una de las mejores playas del Caribe colombiano ¿Qué esperas?