Por excelencia, La Loma es el asentamiento humano de los nativos sanandresanos y, solo con mencionar esto, sobra decir que es uno de los lugares más alegres, coloridos y ricamente culturales del ‘Mar de los siete colores’. Más del 10 % de la población de la isla se concentra en este bello caserío, rodeado de árboles frutales y jardines coloridos; las intensas fragancias y tonalidades tienen una sencilla explicación: la agricultura es la actividad predominante de donde se obtiene el sustento de los raizales, de suerte que el cultivo de la tierra y la plácida vida caribeña van estrechamente de la mano.
Aquí, Muy cerca de la vía principal, se levantan las pintorescas casas de significativo legado arquitectónico anglosajón y caribe; una larga línea de casitas pintadas con esmero apenas son trazadas por diversas sendas. Caminos estrechos, abiertos entre la maleza y árboles frutales, trepan por las suaves pendientes, constituyéndose asíen irrechazables invitaciones para dar caminatas o recorrer los mismos en bicicleta o a caballo.
La música cabalga sobre La Loma, las melodías caribeñas vienen de muchas direcciones, el alegre calipso, la soca y el reggae se amalgaman con la lustrosa y honesta sonrisa de los habitantes de la localidad. Aquí tambiénel góspel embarga el aire, la bella música llega desde la iglesia bautista que oficia sus servicios desde hace casi dos siglos: es la iglesia más antigua en su tipo, un innegable baluarte raizal.
Fundada en 1847 (tras tres años de construcción) la iglesia fue literalmente traída desde Alabama para ser ensamblada en la isla. La iglesia congrega a los fieles bautistas, cada domingo sin falta, un gran número de ellos raizales, detalle destacado para hacer de esta visita una oportunidad invaluable para conocer unpoco más de la maravillosa cultura isleña. Del mismo modo, el coro de la iglesia es una estupenda entrega a la devoción y la alabanza: estas voces angelicales conceden al visitante una experiencia espiritual irrepetible.
Reconocer La Loma es acercarse a las artesanías locales, a la historia y cultura ancestral isleña, establecer contacto cercano con un asombroso legado de costumbres traducido en la lengua, la buena comida típica y la más alegre música. Luego de un detallado recorrido por La Loma, ¿qué tal adentrarse en las formaciones naturales de San Andrés más destacadas? Cerca de La Loma los senderos naturales dirigen a Big Pond, una pequeña maravilla natural que contrasta con las tonalidades turquesas del mar Caribe.