Tal vez pocas veces hombre o mujer alguno de tierra firme pueda tener frente a sus ojos a un ser viviente tan interesante como los corales, máxime cuando estos crecen a placer por decenas de kilómetros configurando un paisaje de extraordinaria belleza. Se sabe también que este es el único organismo vivo que puede ser visto desde el espacio, pero vamos, no hay que ser un tripulante de una estación espacial para recrear la vista con una maravillosa barrera de coral, ni mucho menos vivir a tiempo completo cerca del mar.
Solo basta agendar esas merecidas vacaciones (ya tan aplazadas) y acercarte a nuestra impresionante barrera de coral. En Providencia la barrera de coral hace parte de la Reserva Natural de la Biósfera Seaflower, nombre tan merecido como melodioso adjudicado por la Unesco ya hace más de una década. Esta barrera da morada a un gran número de especies y es un ecosistema tan complejo que suele ser comparado con los bosques húmedos tropicales: una selva de infinitas proporciones y colores debajo del mar.
En la barrera de coral encontrarás una impresionante arquitectura submarina donde la Madre Naturaleza se ha exigido a fondo para ingeniar un escenario de incomparable belleza: grutas, paredes, grietas, cuevas y naufragios hacen parte de los sitios predilectos para el hábitat de los corales de todas las formas y colores concebibles. Por tal motivo, buzos de todo el planeta no se quieren perder de la aventura que aguarda cerca de estas.
Y es que en la barrera todo conspira a favor del buzo ―tanto si eres novato como experto―: cercanía con el litoral, transparencia del agua, temperatura, corrientes y, por supuesto, la increíble biodiversidad allí albergada. Este último rasgo suele ser, por demás, uno de los más atractivos para los privilegiados buzos, toda vez que las especies que predominan en la barrera de coral cubren varios kilómetros de extensión; entre los desniveles, las terrazas y los escalonamientos crecen los corales pétreos masivos, los ramificados y los corales mixtos como los Montastraea spp, Diploria spp, Siderastrea siderea, Porites porites, Acropora cervicornis, Montastrea franksi, entre muchos otros.
De tal suerte, los conocedores del tema rinden honores a la barrera de coral que ribetea la preciosa isla de Providencia concediéndole el tercer lugar en importancia a nivel global (nada mal, considerando sus más de treinta kilómetros de extensión). Dicen también estas voces de autoridad que este es un arrecife único en su tipo por encontrarse cerca de una isla de origen volcánico. Pero la mejor parte de la barrera de coral, a nuestro modo de ver, reposa en lo novedoso que resulta para el buceo ¡cada día hay más lugares por descubrir, las posibilidades de exploración crecen exponencialmente!.
Por todo esto y mucho más, una inmersión en la barrera de coral de Providencia es… como escuchar música de cámara con absoluto detenimiento: solo una obra de arte puede compararse con otra. Y es que la explosión de color allí observada no tiene semejante, no sobra entonces la pregunta ¿de dónde salen tantos colores que se mueven inquietos ante las caretas? La respuesta de seguro recae por cuenta de la exuberante vida que discurre a sus anchas: peces payaso, cirujano, mantarrayas, morenas, caballitos de mar, tortugas marinas, erizos de mar, inofensivos tiburones y cientos de especies más que nos llevarían decenas de folios en tan solo nombrarlas.
Dónde fue que viste cerca una escuela de buceo ¡La tercera barrera de coral más importante del mundo reclama de inmediato por una inmersión de largo aliento!.