Tan encantador como su nombre lo indica, en Providencia un lugar aguarda por aquellos que quieren encontrarse con la armonía natural y el silencio que solo puede ofrecer un paraje sin igual enclavado en el Caribe. Solitario, silencioso y maravilloso: Aguadulce reconforta y consiente a todo aquel quien lo visite.
Al suroeste de Providencia se dibujan los contornos del precioso sector de Aguadulce. Las playas, el mar y el cielo se conjugan en una sola nota melódica, un entorno de absoluta tranquilidad dominado por un ámbito enteramente natural; un precioso cuadro pintado con la absoluta devoción que solo la Madre Naturaleza puede ofrecernos: unión perfecta de las exuberantes formas del bosque seco tropical que se acercan a una espectacular playa blanca, mediando ésta entre las frondas verdes y el marco infinito y azul del firmamento y el mar.
Tupidas formaciones arbóreas se traducen en altivas formas de cocoteros, las sinuosas y vívidas formas de helechos y las gruesas cortezas de otros árboles con sus profusas enramadas, dispuestas para prodigar sombra y delimitar el descanso de los turistas frente a la costa: una amalgama perfecta de escenarios campestres y caribeños con tintes inconfundibles que evocan paraísos vírgenes.
Y es que, siendo uno de los lugares más visitados de Providencia, la bahía Aguadulce o Fresh Water Bay conserva esa admirable característica de tranquilidad, hospitalidad, higiene e infinita concordia con la naturaleza verde de sus tierras y el azul límpido de sus mares.
En este prodigio natural se levantan media docena de hoteles y algunos restaurantes que se esmeran por brindar un incomparable servicio a sus huéspedes y por ofrecer una dedicada elaboración en los platos isleños más codiciados. Las cabañas de Aguadulce son todo un sueño para quienes gustan de la sencillez, la tranquilidad y los recintos rústicos diseñados con amor. En medio de las reconocidas atenciones que sus propietarios extienden, nada mejor que balancearse en una hamaca disfrutando de un precioso atardecer y degustar de una deliciosa bebida local acompañada de caracol pala, cangrejo negro o langosta en sus variantes.
Pero Aguadulce no solo es un destacado lugar para el descanso y la contemplación natural, aquí también llama la atención las actividades que pueden realizarse para tener un mayor conocimiento de la fascinante Providencia. Como actividad ineludible se precia la de alquilar un bote o un motocarro para recorrer la isla; desde Aguadulce se ofrecen recorridos guiados que por vía marítima acercan al visitante a inolvidables lugares que van desde Bahía Maracaibo, Cayo Cangrejo ―donde se encuentra uno de los mejores lugares para practicar buceo―,
South West Bay, Playa Manzanillo, y los cayos de Tres Hermanos, para finalmente culminar en los litorales de la bella Santa Catalina y así apreciar toda su grandeza de paso que se observa la siempre peculiar Cabeza de Morgan, la cual regalará una postal fotográfica sencillamente invaluable.
En acuerdo con todo lo anterior se puede decir, sin sombra de duda, que Aguadulce se consolida en un destacado e imperdible destino para quienes visitan la bella Providencia. Aquí, la desconexión de la azarosa vida de la ciudad, permite un reencuentro espiritual con la naturaleza y consigo mismo, como también, se perfila un excelente plan para pasarla en pareja, o en inigualable terapia que auspicia el diálogo familiar.